domingo, 29 de abril de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO - FASCÍCULO No. 11 LA FUERZA SEXUAL

Anhelamos dar algo que verdaderamente ayude a la humanidad a resolver uno de los problemas más intrincados de la vida en su parte sustancial como es la Sexualidad, por lo que no vacilamos en presentar en este Fascículo, el valor trascendente que posee la Fuerza Sexual,  para que nuestros lectores encuentren una orientación, un camino, una luz, que les indique la manera adecuada de vivir honestamente, sin causar daños a los demás o a sí mismo.  
         
Pero para aprovechar las valiosas enseñanzas es preciso huir de cánones y dogmas preconcebidos; buscar con ánimo resuelto lo esencial, sin reparar en la forma de expresión, franca, llana; sin eufemismos que puedan entorpecer el posible conocimiento. Los cientos de científicos que han aportado sobre esta temática han pasado luengos años en la semi-oscuridad de sus laboratorios, tratando de arrancar su secreto a la vida, sin escatimar sufrimientos, menosprecios y estigmas de toda clase, sólo con el ferviente anhelo de servir a sus semejantes. Son los sabios los verdaderos héroes humanos; son ellos los únicos merecedores de la venia reverente y del afecto sincero. Damos pues, a conocer el poder infinito que tiene la simiente humana, con el más vivo interés de que el lector (a) encuentre una interesante información en este campo de los laberintos del sexo, considerando hasta hoy como “TABÚ”. 
         
Le mostraremos, caro lector (a), físicamente lo que es esa fuerza sexual para darle una idea del poder que en ella reside: Entre las aves de corral todos conocemos al gallo y la gallina. También conocemos los gallos de pelea. Son de poco peso y de poco tamaño. El gallo de pelea requiere un adiestramiento especial; los galleros desde pequeño le ponen una cuerda y lo atan a una estaca o palo. El objeto de la amarrada es evitar que el gallo de pelea se una con hembras de su especie. Así crece el pequeño pollo hasta convertirse en gallo. Este pequeño animal  no conoce de transmutación, pero en cambio se opera en él la absorción de su propia simiente y con esa terrible fuerza se hace un coloso lleno de energía y valor. Cuando por cualquier motivo ese gallo de pelea, que a la fuerza lo han hecho abstemio, se mete en el gallinero donde hay un gallo fornicario, en minutos le da muerte, aun cuando pese 5 veces más que él. Es que el fornicario siempre será sucio, pestilente y cobarde. Todo animal fornicario es hediondo, aun las aves cuando son fornicarias como en el caso del gallo. Para ese coloso los hombres le hacen las galleras o lugares de luchas; allí pagan bien caro los que miran la pelea de esos guerreros hasta la muerte.  
         
Otro ejemplo: Los toros de lidia desde poca edad son separados de las hembras; ellos se hacen adultos sin tocar hembra; allí se opera también la absorción de su propio semen, porque esa bestia no conoce de trasmutación que es capacidad sólo del ser humano, de manera que aun siendo un acto enteramente animal, el beneficio que recibe aquel macho no tiene igual; se cría como una bella estampa, lleno de fiereza y agilidad; su pelo brilla y su costo supera al novillo  de mercado; los hombres le construyen circos que valen millones y cuando lidian a uno de esos colosos, las gentes pagan lo que les pidan por verlos morir como valientes. 
         
Otro caso: A los caballos de carrera, se les llama potros y potrancas porque jamás los juntan con yeguas o caballos. Esta bestia tampoco conoce de transmutación y sólo opera en ellos la absorción de su propia simiente, es decir, un acto enteramente animal similar al de la eyaculación, y sin embargo, la bestia se embellece, su pelo brilla, su estampa es colosal. Los grandes criadores saben que el caballo pierde su materia seminal con la erección y entonces le ponen en el glande o cabeza del pene, un aro de plata que evita que el animal llegue a la erección y por consiguiente, pierda su materia seminal. Esto lo tienen los grandes criadores como un secreto indecible. A estos colosos, que a fuerza les hacen no perder su simiente, los hombres les construyen costosos hipódromos donde se cobran grandes sumas para poderlos mirar, y millones de hombres en el mundo están pendientes de sus favoritos y hacen apuestas cuantiosas; todo ello es obra de esa terrible fuerza sexual, que nosotros estamos empeñados en que no la pierdan los buenos y mansos que viven botando lágrimas, porque no saben que son “dioses” en potencia.  
         
“Si los hombres supieran lo que van a perder cuando van a fornicar, en lugar de ir riendo irían llorando”, siempre nos ha dicho el V. M. SAMAEL AUN WEOR. Para entender esto veamos lo que le pasa a un animal cualquiera: tomemos al caballo del cual estamos tratando; cuando este animal dura tan solo una noche en connubio con una yegua, al día siguiente no rinde trabajo, se llena de sudor y no puede con un hombre que pesa 8 veces menos que él; el caballo como animal que es, produce fuerza, y si con el solo contacto de una noche pierde su fuerza, ¿qué no acontecerá con el ser humano que queriendo sobrepasar a la bestia pierde su fuerza todas las noches?  
         
El hombre produce fuerza moral, pero esta fuerza también se pierde con la fornicación. He ahí porqué hay tanta irresponsabilidad moral y los señores moralistas fornican en privado y escriben libros y nuevos textos sin saber dónde es que se encuentra el mal. 
         
Si un solo espermatozoide tiene el poder de crear un cuerpo tan perfecto como es el vehículo humano de carne y hueso, ¿qué no haremos nosotros con los millones que nos reservamos para darnos luz y sabiduría a nosotros mismos cuando no derramos en un acto de placer sexual las secreciones sexuales? Y por favor: No confunda el placer sexual con el gozo sexual… 
         
Hoy día algunos sexólogos nos hablan sobre la idea, que para muchos les parece extraña, de que las relaciones matrimoniales puedan convertirse en un medio eficaz, para la renovación de la juventud. Pero si conocemos a qué se están refiriendo estos científicos notaríamos que estas relaciones se practican de acuerdo con cierta técnica y llenan a cabalidad todos los requisitos de una unión sexual humana alejada de las bestialidades sexuales, se comprobará que tal idea no ha sido traída de tan lejos. El requisito más importante es la cópula o unión sexual sin derramar jamás la energía sexual o esperma, ni dentro de la vagina, ni afuera, ni en ningún lado. 
         
Una prueba experimental del nuevo método, verificada en las condiciones que adelante se anotan, llevará a una renovación de vitalidad juvenil, de ardor, de intensidad en el afecto, retardará considerablemente el proceso de envejecimiento, quizá haciéndolo retroceder, y convertirá al matrimonio en una perpetua luna de miel, no afectada por el transcurso de los años.  
         
Aquellos cuyos fuegos amorosos han descendido a la más ínfima expresión (por una desacertada técnica anterior), hallarán la manera de provocar la llama y encenderla hasta alcanzar la primitiva fogosidad. Y volverán a ser los enamorados de antes, llenos de optimismo, de experiencias y de amor mutuo y a la vida. 


                               www.acegap.org 

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