martes, 29 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO – FASCÍCULO No. 17 EL MATRIMONIO Y LA ORDENANZA DE JEHOVÁ

 Y Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Hablad a los hijos de Israel, decidles: Cualquier varón, cuando su simiente manare de su carne, será inmundo". 
         
Es indispensable comprender que donde existe el “deseo animal” no puede existir el Amor,  porque el Amor y el deseo animalesco son incompatibles. Es necesario que comprendamos que el deseo de la pasión produce un engaño, pues, quien desea, cree estar enamorado, se siente enamorado, podría jurar que está enamorado. Ese es el engaño del deseo. Fíjese usted: Cuántas veces vemos parejas que "dizque se adoran", pero después de casados, ¿por qué el castillo de naipes se derrumba y qué queda? La triste realidad: aquellos que se creían enamorados, en el fondo se odian y el fracaso, después de satisfecho el deseo, es inevitable. Entonces sólo escuchamos quejas, lamentos, reproches y lágrimas. Ese es el caso patético de todos los matrimonios. ¿Entonces, dónde estaba el Amor? ¿Qué se hizo el Amor? Amar cuando hay deseo es imposible.  
         
El "Yo" es deseo, y el "Yo" es infrahumano, inhumano, bestial; por lo tanto el "Yo" no sabe amar.  El Amor tiene su clima propio, su sabor, su felicidad. Esto sólo lo conoce quien ya desintegró el deseo animal. El Amor no se parece a nada de aquello que la gente llama amor. Lo que la gente cree ser Amor, es tan sólo deseo engañador. El deseo es una sustancia engañosa que se combina en la mente y el corazón para hacernos sentir algo que no siendo Amor, nos hace creer firmemente que es Amor. Sólo la horrible realidad que se presenta después de consumado el acto sexual, o sea, satisfecho el deseo, viene a demostrarnos claramente que fuimos víctimas de un engaño. Creíamos estar enamorados y realmente no lo estábamos.  
         
EL "YO", LA CONCIENCIA Y EL AMOR: Si en los hogares sólo reinara el Amor y la Sabiduría, el mundo fuera un paraíso. Pero la humanidad no sabe Amar, confunde el deseo con Amor, y el Amor con el deseo. Sólo cuando la Conciencia se libera del "Yo", puede y sabe Amar. Para amar hay que tener la Conciencia emancipada, libre de "Yoes". Aquellos que tienen su Conciencia  libre de ira, lujuria, orgullo, pereza, gula, codicia, envidia, etc., etc., saben amar verdaderamente. El "Yo"  no sabe amar; el "Yo"  que hoy jura Amor es desplazado por otro "Yo" que no tiene ganas de querer. 
         
Ya sabemos que el "Yo" de la Psicología Experimental son los "Demonios Rojos de Seth" nombrados por los egipcios en "El Libro de los Muertos", es la Legión del poseso en el Evangelio Crístico; el “Yo” es pluralizado; y toda  esa sucesión del "Yo"  vive en batalla. Se dice que tenemos una mente, pero ciertamente lo que poseemos son muchas mentes, pues cada "Yo"  psicológico tiene su mente. Y así tenemos que el "Yo" que besa y adora a la mujer amada, es desplazado por otro "Yo" que la odia. Quien no ha emancipado la Conciencia del "Yo" no puede Amar, pero sí experimentará el deseo bestial de la lujuria."

Por la boca del ser humano que tiene la Conciencia embotellada en el "Yo", habla Legión de "Yoes"  que juran Amor; "Yoes"  que abandonan  a la adorada; "Yoes"  que odian; "Yoes" de los celos, de la ira, del rencor, etc., etc. Sólo la Conciencia sabe Amar.  
         
El "Yo" es la raíz de los conflictos y divorcios de las parejas; es la raíz de todos nuestros errores. Cuando es eliminado, sólo queda en nosotros la Conciencia, el Alma. Cuando el "Yo"  desaparece lo único que queda dentro de nosotros es eso que se llama Amor, adviene a nosotros la auténtica y legítima felicidad; se termina para siempre nuestra vida de amargura. 
         
El Amor es la religión más elevada. Y las parejas deben comprender Eso que se llama Amor. Realmente, el Amor es la única fuerza que puede salvar absolutamente al Matrimonio. El Sexo es la Piedra Básica sobre la cual tenemos que edificar el  Templo para nuestro Señor El Cristo. Por eso se nos ha dicho: “La piedra que desecharon los que edificaron, ésta fue hecha por cabeza de esquina: Por el Señor es hecho y es casa maravillosa ésto".  
         
Esta Piedra, el Sexo, es desechada por los Infrasexuales que presumen de perfectos, por monjes, monjas, sacerdotes célibes, prostitutas, homosexuales, masturbadores, abusadores del sexo, etc. Es realmente maravilloso que esta Piedra, considerada como tabú, pecado o sencillamente como instrumento de placer, sea puesta como “Cabeza de Esquina del Templo”. "Por lo tanto os digo que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a la gente que haga los frutos de Él. Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantando; y sobre quien ella cayere, lo desmenuzará" (Mateo 21, 42-45). 
         
"Te doy Amor en el cual está contenido todo el Sumun de la Sabiduría" (Hermes Trismegisto). No son hormonas o vitaminas de patente lo que se necesita para la vida, sino auténticos sentimientos del tú y yo, y por ende  el intercambio de las más selectas facultades afectivas, eróticas, entre el varón y la mujer. Y este intercambio sólo es factible a través del secreto secretorum de los Sabios: "Conexión del Lingam - Yoni (Phalo-Útero) sin eyacular jamás el “Ens Seminis". 
         
Esta clave nos lleva a la unidad del Alma, y lo sexual pierde el carácter de  sospechoso y menospreciado que sólo se acepta secretamente y con cierta declarada vergüenza; por el contrario, es puesto al servicio de un maravilloso gozo de vivir. 
         
La ascética medieval rechazaba el sexo calificándolo como tabú o pecado. La nueva ascética se fundamenta en el sexo; es claro que el Matrimonio fuera del Adulterio y de la Fornicación es la clave de toda Felicidad y del auténtico Amor. 
         
"Conexión Phalo-Útero sin eyaculación del  "Ens Seminis", es evadirnos de la sombría corriente cotidiana del acoplamiento vulgar común y corriente y nos permite entrar en la esfera luminosa del equilibrio entre materia-espíritu. Pero hablemos claro y sin ambages: sólo renunciando a la concupiscencia animal (eyaculación seminal) en aras de la espiritualidad es fundamental para experimentar en forma íntima y directa el Suprasexo; este Suprasexo es verdaderamente el "Hilo de Ariadna" que ha de conducirnos de las tinieblas a la Luz, de la muerte a la inmortalidad, o sea, esta Suprasexualidad, nos permite influir conscientemente sobre nuestro mundo interior o anímico. 
         
Levítico 15, 1-2, el Señor Jehová nos dice que quien tenga "emisión (eyaculación) seminal" será inmundo; así pues, todo Matrimonio debe considerar, reflexionar y cumplir con esta Ordenanza, porque allí se prohíbe total y de manera absoluta el Espasmo Sexual. ¿Puede usted, señor Pastor, señor Sacerdote refutar esto o está en contra de la Biblia? 


sábado, 19 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO – FASCÍCULO No. 16 CÓMO CONSERVAR LA POTENCIA SEXUAL

Dice el fisiólogo Rouband, sobre la penetración del Phalo en el Utero y el orgasmo lo siguiente: "Tan pronto como el miembro viril penetra en el vestíbulum, roza primero el Glans Penis en la glándula clítoris que se encuentra en la entrada del canal del sexo, y  que mediante su posición y el ángulo que forma, puede ceder y flexionarse. Tras esta primera excitación de ambos centros sensibles, se desliza el Glans Penis sobre los bordes de la vulva, el collum y el corpus Penis serán envueltos por las partes salientes de la vulva; hallándose por contra el Glans Penis más avanzado en contacto con la fina y delicada superficie de la mucosa vaginal, que es elástica al tejido eréctil que se halla entre las membranas individuales". 
         
"Esta elasticidad, que permite a la vagina adaptarse al volumen del pene, aumenta aún la turgencia y, por ende, la sensibilidad del clítoris, mientras que conduce a él y a la vulva la sangre que fuera expelida de los vasos de las paredes vaginales. Por otra parte, la turgencia y la sensibilidad del Glans Penis son aumentadas por la acción comprensora del tejido vaginal, que se torna cada vez más turgente. Además el clítoris  es presionado hacia abajo por la porción anterior del músculo compresor y encuentra la superficie dorsal del Glans y del Corpus Penis, se roza con los mismos y los roza, de manera que cada movimiento influye en la copulación de ambos sexos y, finalmente, sumándose las sensaciones voluptuosas conducen a aquel elevado grado de orgasmo, que por una parte provocan la eyaculación y por otra la recepción del licor seminal en la hendida abertura del cuello del útero". 
         
"Cuando se piensa en la influencia por el temperamento, la constitución, y una serie de otras circunstancias, tanto especiales como corrientes, que tienen sobre la facultad sexual, uno se convence de que no se halla ni con mucho solucionada la cuestión de la diferencia en la sensación del placer entre ambos sexos, y hasta que dicha cuestión, envuelta  entre todas las diversas condiciones, es insoluble; este es tan cierto, que hasta presenta dificultad el querer trazar un cuadro completo de las manifestaciones generales en el coito, pero mientras en una persona la sensación del placer se traduce sólo en  una vibración apenas perceptible, en otra alcanza el punto más elevado de la exaltación, tanto moral como física". 
         
“Entre ambos extremos hay innúmeras transiciones; aceleramiento de la circulación de la sangre, viva palpitaciones de las arterias; la sangre venosa, que es retenida en los vasos por la concentración muscular, aumenta la temperatura general del cuerpo y ese estancamiento de la sangre venosa, que de manera aún más pronunciada tiene su acción en el cerebro, por la contracción de los músculos del cuello y la inclinación hacia atrás de la cabeza, causa una momentánea congestión cerebral, durante la cual pierden algunos la razón y todas las facultades intelectuales". 
         
"Los ojos, enrojecidos  por  la  inyección  de  la  conjuntiva, se  tornan  fijos y de mirada  incierta, o como en el caso de la mayoría de las veces, se cierran convulsivamente, para rehuir el contacto con la luz (Esto es algo que está íntegramente comprobado). La respiración, que en unos es jadeante y entrecortada, se irrumpe en otros por la espasmódica contracción de la laringe, y el aire, retenido por algún tiempo, busca finalmente un cambio al exterior, mezclado con palabras inconexas e incomprensibles". 
         
"Como he señalado, los centros nerviosos congestionados producen sólo impulsos confusos. El movimiento y sensación muestran un desorden indescriptibles; los miembros son presa de convulsiones, a veces también de calambres, se mueven en todas las direcciones o bien se contraen y entumecen como barras de hierro; las mandíbulas apretadas hasta rechinar los dientes, y ciertas personas llegan tan lejos en su delirio erótico, que olvidándose por completo de la pareja, la muerden en estos espasmos de placer en el hombro hasta hacerla sangrar". 
         
"ESTE ES EL ESTADO FRENETICO, ESTA EPILEPCIA Y ESTE DELIRIO DE EROS,   duran acostumbradamente solo breve tiempo, pero el suficientemente largo como para agotar por completo la energía del organismo en el  “animal intelectual” que desconoce la Magia Sexual (“conexión Lingam-Yoni (Phalo-Útero) sin eyacular jamás el “Ens Seminis”) y para quien tal hiperexcitación ha de concluir con una pérdida más o menos abundante de esperma..." 
         
EL COITUS RESERVATUS: La base de la práctica de la Magia Sexual mencionada por el Dr. Rouband, es la práctica del Coitus Reservatus, en el cual el esperma que ha bajado del encéfalo hasta la región prostática, pero que no ha sido eyaculado, vuelve a su origen; esto es lo que los Taoístas han denominado "hacer volver la substancia " (Huan-Tsin). Sean cuales quiera las objeciones que se formulen  frente a la realidad de este retorno, no es menos cierto que los Taoístas concibieron un dominio cerebral de los instintos elementales que mantiene el grado de excitación genésica por debajo del umbral de eyaculación, y se da con esto al acto sexual un estilo nuevo y una finalidad distinta a la fecundación. 
         
Los biólogos han podido evidenciar a través de muchos años de observación y experiencia directa, que las glándulas sexuales no  son cápsulas cerradas, pues excretan e incretan hormonas. Esta palabra hormona, viene de una raíz griega que significa "ansias de ser", "fuerza de ser". Es ostensible el asombroso poder vital de las hormonas sexuales, ahorrarlas, incretarlas, hacerlas retornar hacia dentro y hacia arriba con el sano propósito de enriquecer la vida, no es un delito. Se ha podido comprobar plenamente que las increciones sexuales hormonales, intensifican la producción hormonal de todas las demás glándulas endocrinas. El torrente sanguíneo conduce hormonas  sexuales, las transporta, las pone en contacto con todos esos micro-laboratorios glandulares. No eyaculación del semen es radical para intensificar la increción hormonal. 
         
Resulta ostensible el espantoso sacrificio de la NO EYACULACION para las personas que tienen el vicio de la fornicación. Pero comencemos por comprender que la naturaleza no hace saltos; puede y hasta debe el principiante realizar el cambio poco a apoco. De ninguna manera es conveniente empezar con largas prácticas sexuales; el cambio debe realizarse en forma metódica y con muchísima paciencia, sin desmayar jamás.  UNA DE LAS MARAVILLOSAS VENTAJAS DE ESTE SISTEMA ES LA DE CONSERVAR LA POTENCIA SEXUAL DURANTE TODA LA VIDA. 

martes, 15 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO - FASCICULO No. 15 SEXOPATÍAS

Los científicos han dado ciertas explicaciones de carácter antropológico sobre el origen de las perversiones sexuales, conocidas como “Sexopatías, entre los que se encuentran M. Boss, E. Strauss, Von Gebsttel, H. Kunz; y han llegado a deducir que éstas son una especie de decadencia contra “el orden natural de la realidad erótica”, y que estas desviaciones se deben “a una especie de impulsos erráticos libidinosos”. Aquí impera el desarreglo de la función sexual normal, o sea, su destrucción, y nos hace ver la incapacidad de vivir la sexualidad como medio creador.  
         
Los sexólogos clasifican las Sexopatías así:  RESPECTO AL SUJETO, RESPECTO AL MODO, RESPECTO A LA EDAD, RESPECTO AL OBJETO Y LAS ESTESIOSEXUALES. 
         
En las SEXOPATÍAS RESPECTO AL SUJETO encontramos la homosexualidad, que es una anomalía sexual que consiste en la obtención del orgasmo únicamente a través de la relación sexual con una persona del mismo sexo. En cuanto a la homosexualidad femenina es conocida también con los nombres de Safismo y Lesbianismo. Esta es una perversión muy frecuente en el declive de las más diversas civilizaciones.  
         
El narcisismo es otra desviación sexual encerrada dentro de las Sexopatías respecto al sujeto; y consiste esencialmente en que un individuo, niño, adolescente, o adulto experimente una atracción sexual hacia sí mismo, sea por su cuerpo, por la imagen de sí mismo o por su personalidad global. Esta atracción se traduce no sólo al campo de la sexualidad, sino que llega así mismo al nivel emocional, a la ternura y a una apasionada admiración de sí mismo.  
         
En cuanto a las SEXOPATÍAS RESPECTO AL  MODO, lo constituyen los masturbadores, exhibicionistas, sádicos y masoquistas.       
         
La ipsación o masturbación es un tipo de actividad Infrasexual por la cual el sujeto llega al orgasmo mediante la manipulación acompañada de fantasías eróticas casi siempre, de sus órganos genitales. Con este hábito negativo se eliminan hormonas y degenera la glándula pineal.  
         
Dentro de la Sexopatía “RESPECTO AL MODO”, también tenemos el exhibicionismo que es definido como una anomalía sexual que busca el orgasmo mediante la exhibición de los órganos genitales. En realidad lo que pretende el exhibicionista es excitar la sexualidad de otros mediante el espectáculo de su propia sexualidad, simbolizada en este acto por sus órganos genitales.      
         
Otra Sexopatía respecto al modo es el sadismo y el masoquismo, que son dos formas de una misma anomalía sexual, donde el sadismo constituye  la vertiente activa, y la pasiva, la manifestación masoquista;  por  ello,  muchas veces,  en   vez  de  hablar  de  sadismo  y  de masoquismo, simplemente se habla de “sadomasoquismo”, definido como una anomalía de la conducta sexual, caracterizada por la búsqueda del orgasmo a merced de la asociación del dolor y la violencia no forzosamente efectuado sobre los órganos genitales, y ejercida, bien sobre el objetivo erótico (sadismo), o bien provocada por el propio sujeto sobre sí mismo o por medio de la pareja erótica (masoquismo).  

En el ámbito de las SEXOPATÍAS RESPECTO A LA EDAD, encontramos la pedofilia y la gerontofilia; estos dos aspectos son conocidos como el Paradojismo sexual. La Pedofilia, llamada a veces también Efebofilia, pero que algunos sexólogos dicen que lo correcto es Pederastismo, busca la obtención del orgasmo única y exclusivamente mediante el uso de niños, de púberes (efebos) o de  chicos recién entrados a la pubertad; y utilizan para ello lo mismo niños que niñas. La Gerontofilia, término que significa “amor a los ancianos”, consiste en la obtención de la satisfacción sexual mediante relaciones eróticas con ancianos o ancianas. 
         
La Sexopatía RESPECTO AL OBJETO se clasifica en Fetichismo, Travestismo, Matrimonio en grupo, Histeria sexual, Pluralismo, Incesto, Necrofilia y Zoofilia. 
         
El fetichista utiliza un objeto inanimado, sólo es un símbolo, puesto que la sexualidad va a una relación personal. En el caso del Travestismo se manifiesta de querer mostrarse empleando las ropas propias del sexo opuesto. La Sexopatía llamada Matrimonio en grupo, se refiere a la tendencia que tienen ciertas personas, varón y mujer, de experimentar las relaciones sexuales prematrimoniales. En la Histeria sexual, la sexualidad es encadenada por normas, y se apoya en que el hombre natural, hablando biológicamente, es antagónico con respecto a la vida del Nous, del Espíritu; y presenta al espíritu como enemigo de la sexualidad. El Pluralismo es otra aberración sexual que consiste en la necesidad de la presencia de más de un “partenaire” para alcanzar el orgasmo. El Incesto consiste en las  relaciones sexuales habidas entre personas de una misma familia dentro de la línea del primer grado de consanguinidad o afinidad. La Necrofilia que literalmente significa “amor a los cadáveres”, consiste en la excitación sexual provocada por la contemplación, contacto, mutilación o evocación mental de un cadáver. La Zoofilia o Bestialidad se refiere a la exclusiva obtención del orgasmo mediante el uso de animales.      
         
Entre las SEXOPATÍAS ESTESIOSEXUALES tenemos el Voyeurismo, esta Sexopatía consiste en obtener la satisfacción sexual mediante la observación de la desnudez o de los actos sexuales de otros. La Sexopatía acústica es una conducta sexual anómala desencadenada por estímulos acústicos de índole erótico. Los sujetos que satisfacen su sexualidad de esta manera sólo se excitan con los distintos sonidos que acompañan  al coito: crujidos, suspiros, exclamaciones, palabras, etc. Aquí el monopolio sensorial lo obtiene el oído. En este mismo renglón tenemos el Renifleurismo, que se refiere a la obtención de la excitación sexual a través de olores. Se trata de esclavos del olfato, que persiguen un determinado olor y por medio de éste llegan al orgasmo. El Picacizmo es otra Sexopatía Estesiosexual, que se ha definido como un canibalismo simbólico. Aquí encontramos expresiones como: “Te quiero comer”, al referirse al coito. Y por último tenemos el Froteurismo. Aquí monopoliza la sexualidad la sensibilidad táctil. Los froteuristas obtienen la satisfacción sexual mediante roces con eventuales y anónimas parejas que se encuentran ocasionalmente en las aglomeraciones (el metro, los tranvías, buses, fiestas). También se incluyen en esta Infrasexualidad los que llegan al orgasmo sólo a través de caricias; el frotteur tiene una fijación al deseo de ser abrazado y acariciado, ésto (el deseo de ser abrazado o acariciado) constituye la llamada “Neurosis de contacto”. 
         
Estas aberraciones sexuales son la antípoda de la sexualidad normal, y constituye una faceta patológica de la sexualidad, conocida como Infrasexualismo. Lo planteado aquí es que el Infrasexualismo es una desviación de las tendencias normales, que por lo general comienza a presentarse en la decadencia de la sociedad.  
         
Nuestra civilización, en apariencia tan brillante por la penetración en la materia, por ejemplo, está carcomida por la lepra de las Sexopatías. Esta civilización decadente debido a que han avanzado en  ella las Sexopatías, se liquidará como ha ocurrido con otras civilizaciones, donde los signos de involución surgieron cuando a la grandeza de una nación austera y moral le sucedieron cambios radicales debido a que se hundió en los vicios más abominables de las Sexopatías. 
         
Así pues, las Sexopatías han llevado a nuestra cultura y civilización a hundirse en la más absoluta lepra psicológica que contamina mentalmente a las generaciones de la época actual. 

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viernes, 11 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO - FASCICULO No. 14 EL NOVIAZGO

El noviazgo es la antesala del matrimonio. Lo que da al noviazgo actual su sello peculiar, es que presupone una libre relación, entre un hombre y una mujer, a fin de tratarse y conocerse en forma adecuada, antes de formalizar el compromiso matrimonial. Lleva en si implícita la posibilidad de romper tal relación, por voluntad de una o de ambas partes, si el mutuo trato hace llegar a la conclusión de que la conyugalidad  no  resulta deseable. 
         
Incuestionablemente, si se aprovecha al máximo el objetivo que ofrece el noviazgo, se podrá alcanzar el éxito matrimonial. Infortunadamente, con gran frecuencia la finalidad del noviazgo se desvirtúa convirtiéndose en un simple acuerdo entre dos personas de ambos sexos a fin de tener asegurada una compañía adecuada para los días festivos y ratos de ocio, para poder ir a bailar, al cine, de excursión, etc., llegando después al matrimonio como una meta socialmente obligada, pero no por haber alcanzado la razón objetiva de que existe un reciproco amor y una intensidad de afinidades que así lo aconsejen. 
         
Piensan los sexólogos de que el noviazgo debe consistir en una auténtica escuela del matrimonio; y manifiestan que el tiempo de que se dispone durante él, debe aprovecharse, en primer lugar para fomentar un auténtico y verdadero amor no limitado a una mera atracción física; en segundo lugar, para reflexionar seriamente acerca de si existe una cualidad de complementos, de ideales, de compatibilidad de caracteres, de educación, de cultura, etc., que haga posible prever que aquel amor, base indispensable, sin la cual el matrimonio está llamado al fracaso, se verá acrecentado y robustecido con la intimidad matrimonial. 
         
Es menester tener muy en cuenta, si queremos lograr matrimonios felices, que el noviazgo no es un juego ni un pasatiempo de adolescencia o de juventud, sino una etapa importante que exige reflexión y responsabilidad. La pareja de novios debe volverse un poco más madura desde el punto de vista psicológico. Muchas parejas de novios se afanan por casarse y más tarde fracasan. Deben  saber los enamorados cuál es la pareja que van a elegir pues, esto es básico para el resto de su existencia. 
         
Las personas cuando se interesan en otras personas del sexo opuesto, suelen mirarlas de arriba abajo, detenidamente, observando solo meras  apariencias físicas; tratan de ver las apariencias de un rostro, de un cuerpo humano, con  el propósito de elegirlo más tarde como posible cónyuge o por lo menos pretendiente… 
         
Absurdo es todo eso en un ciento por ciento. Y todo esto es extraño porque no se observan los estados psicológicos, la parte anímica o espiritual de la persona que queremos elegir como pretendiente. Muchos enamorados que aspiran a tener su pareja, solo se preocupan por ver su rostro, el tamaño de su cuerpo, qué apariencia tiene, los cabellos, etc., etc. Pero absolutamente nada, les interesa la cuestión psicológica. Nos parece que eso es tan absurdo como ver un mueble… si sirve para la cocina o para la sala… 

Los novios deben cuidarse de elegir a su pareja por mera apariencia, o por el deseo de casarse, o en el caso de la mujer, para no “quedarse”, porque eso es absurdo. Los enamorados deben comprender que el matrimonio es lo más grande que hay en la vida. Querer un novio hacer de su novia, o querer  una novia hacer de su novio, dijéramos su ideal, sin sentirlo de verdad, psicológicamente, es algo absurdo, incongruente. 
         
Algunos enamorados se orientan muy especialmente por el artificio, por la forma o por el esplendor económico de su posible pretendiente. Tratan de conversarle en alguna forma, de hacerse simpáticas ante el novio (o novia), de conocer sus diversos aspectos para acomodarse artificiosamente a su forma de ser o de vivir, y tarde o temprano fracasan… 
        
Ese no es el camino de la felicidad matrimonial. En el verdadero amor hay espontaneidad absoluta, no existe artificio de ninguna especie. En el verdadero amor no se necesitan palabras superfluas, ni de luchar por acomodarse a la forma  de pensar o de sentir del otro. En el verdadero amor, los enamorados saben si se complementan o no; si esa es su pareja o no. 

Cuando un enamorado aspira a tal o cual persona, cuando le pretende en alguna forma, obviamente sabe si hay algún rasgo que no concuerda con su naturalidad, con su personalidad, con su psiquis, con sus procesos psicológicos particulares… Es claro, que si un enamorado o enamorada, nota en él o en ella, algo que no le pertenece a él o a ella, por ejemplo, algún rasgo característico extraño, que en modo alguno se acomoda a su psiquis, es porque  tal persona no es su complemento, esa mujer no es de ese hombre y a la vez, ese hombre no es de esa mujer. Una unión de tal clase va al fracaso… Y lo único que viene a resultar de tales equivocaciones o procederes, fruto de la impaciencia, no es otra cosa sino el dolor. 
         
Los enamorados deben comprender que de ninguna manera se puede enfocar el problema del Matrimonio de una manera equivocada, porque el resultado se llama dolor. Cuando los enamorados se olvidan que el matrimonio es un factor importante de sus vidas, cometen errores imperdonables. Así que usted, amable lector (a), debe fijarse mucho en la cuestión  de elegir a su pareja: Nunca precipitarse, nunca dejarse llevar por el artificio. Nunca dejarse llevar por las apariencias del cuerpo; siempre saber aguardar. 
         
Si en el noviazgo existe el cálculo matemático, en este no hay amor; desgraciadamente los amoríos de la vida moderna huelen a cuenta bancaria, a mercancías y a celuloide. En aquellos noviazgos donde sólo existen sumas y restas, no existe el amor. El matrimonio que se realiza sin amor, únicamente sobre bases  de interés económico o social es realmente un “pecado” contra el amor. Esta clase de matrimonio fracasa inevitablemente. 
         
Los novios a menudo suelen confundir el deseo con el amor, y lo peor del caso es que se casan creyéndose enamorados. Pero consumado el acto sexual, satisfecha la pasión carnal, viene entonces el desencanto, queda la terrible realidad. Los novios deben auto analizarse antes de casarse, para saber si realmente están enamorados, porque el amor y la pasión son completamente opuestos. Examínate a ti mismo antes de casarte: “Serías capaz de dar tu vida para que el ser adorable viviese” Reflexiona y analiza. 
         
Recuerda que “El Amor comienza con un relámpago de simpatía deliciosa, se substancializa con la ternura infinita, y se sintetiza en la suprema adoración”. 
         
La unión de dos seres que se adoran absolutamente forman un Matrimonio Perfecto. En el amor no existen proyectos ni cuentas de banco. Si estáis ilusionado… Cuídate de la ilusión del deseo, porque este consume la vida y nos aleja de la realidad esplendorosa del amor.

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lunes, 7 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO - FASCÍCULO No. 13 EL DIVORCIO

¿Para qué se casan los seres humanos? Esta es una pregunta aparentemente capciosa, sin embargo, el común de la gente responde hipócrita mente: “Pues, para ser feliz”. 
         
¿Por qué razón el 99% de los matrimonios no son realmente felices? Otra pregunta que aparentemente tiene muchas respuestas. No obstante, estas dos preguntas tienen directa relación entre sí.  
        
Sintetizando la respuesta a la primera pregunta respondemos que los seres humanos se casan para saciar sus apetitos sexuales libidinosos disfrazándolos con “amor infinito”. 
         
Las parejas marchitan la hermosa flor del  amor en su primera noche de bodas y las subsiguientes, descargando aquel imán que los inclinaba a buscarse y estar siempre juntos cuando eran novios. 
         
El sexo es como un imán poderoso que atrae al otro sexo opuesto que también es otro imán; ambos cargados de poderosa energía electrónica, explosiva, volátil y substancializada. 
         
Todo va muy bien de novios porque los imanes están cargados de energía o valores substanciales, cuyos canales de expresión son los besos, las caricias, el tacto de la unión de las manos, las miradas amorosas y las sonrisas cariñosas. 
         
Si todo continuara en esta tónica, sería un idilio inagotable, una dicha permanente, una eterna luna de miel, con las delicias y las mieles del amor auténtico. Pero qué distante está la pareja de continuar con esa felicidad; en su primera noche de bodas empieza la tragedia, porque los imanes que son los que proporcionan la atracción y la unión amorosa, se descargan y pierden la fuerza de atracción. 
         
Pero no sólo en la primera noche de bodas se descargan los dos imanes, sino que éstos continúan descargándose noche a noche, una, dos, tres y más veces. Al descargarse los imanes y perder la fuerza de atracción, es apenas natural  que la unión amorosa, el anhelo de estar juntos, los tactos de las manos y las miradas amorosas, van desapareciendo. 
         
Comienza a mostrarse el desencanto de parte y parte, todo aquel idilio de antes, aquellos anhelos, aquella dicha… todo va desapareciendo, y se empieza a filtrar la desilusión, el cansancio, el hastío, el fastidio, viene la repugnancia y ambos cónyuges se van tornando insoportables. Vienen después las enfermedades de la mujer en el sexo por el demasiado abuso sexual, ya la mujer comienza a sentir los efectos nocivos de las pastillas anticonceptivas y debe protegerse con otros medios no menos dañinos originando en su organismo horrible consecuencia. 
         
Así se inicia el infierno conyugal, el desorden moral de la pareja, porque la mujer ya cansada de utilizar todos los medios anticonceptivos, resuelve más bien a tener los hijos que se vengan; se inicia el embarazo y viene el primer hijo, el segundo, el tercero, etc., hasta que se va convirtiendo en una máquina de producir “humanoides”. 
         
Ante esta situación, no queda otro camino que usar cuanto anticonceptivos aparezcan en el mercado, cual más dañino a la salud, a la moral, al pudor y a la dignidad personal; se siente convertida en un instrumento de placer, esclavizada al servicio sexual y material de un “humanoide” llamado marido, esposo o cónyuge. 
         
Este incesante ir y venir de los días, las semanas, los meses y los años, hacen la vida insoportable, el hogar se convierte en un verdadero infierno, y la mujer busca escapar de alguna forma de este tormento que está acabando con su propia existencia. 
         
Cuando el esposo se siente rechazado, vejado, despreciado o repudiado por su esposa, también toma sus medidas de protección y consigue otras mujeres que reemplazan sexualmente a su mujer. Aquí ya se inicia el pleito definitivo. Comienzan las demandas, la separación de cuerpos, la repartición de bienes si es que los hay, el papeleo para el divorcio, los alegatos de los abogados, los cargos y las recriminaciones. Y todo aquel idilio amoroso de otros tiempos, se desploma y se convierte en odio espantoso. 
         
Si analizamos los móviles que originan todos los divorcios y separaciones conyugales, encontramos, por lo general, que el punto medular de todos los problemas radica exclusivamente en el mal uso del sexo, a la falta de una auténtica Educación Sexual para comprender que el sexo es la “piedra de escándalo” que figura en el Evangelio Bíblico. 
         
Todo el gran misterio de impedir los divorcio y las separaciones conyugales, sólo es posible por amor y mientras haya fornicación, es decir, eyaculación seminal, mientras no exista cumplimiento de la Ley, mientras violemos el Sexto Mandamiento del Decálogo de Moisés, no habrá amor, sólo habrá deseo pasional, lascivia, deseo de fornicación… 
         
Todos los problemas conyugales son originados en la fornicación, en el desconocimiento de utilizar el Sexo como Dios manda, en los adulterios y en los instintos sexuales animalescos de las parejas que se casan creyendo que la fornicación o eyaculación seminal lo es todo y confunden el repugnante vicio degenerativo de la fornicación con el esplendor delicioso del amor. 
         
En los hogares donde no se tiene el vicio repugnante del orgasmo o del espasmo, jamás llegan a divorciarse o a separarse, por el contrario, nunca se suceden esos casos indeseables, porque al no haber pérdida de las secreciones sexuales entre los esposos, estos cumplen la Ley y el Mandamiento. Aquí los esposos y las esposas conocen los sistemas de transmutación sexual, saben controlar la concepción sin necesidad de castración, pastillas, instrumentos criminosos, etc.; saben hacer de sus hogares verdaderos paraísos de dicha y bienaventuranza. 
         
En la ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y CULTURALES. A. C., nuestros lectores pueden encontrar la forma precisa y objetiva, las fórmulas maravillosas, para consolidar la unión conyugal para toda una vida sin llegar jamás al cansancio, ni al hastío, por el contrario, se llega a la ancianidad con el mismo amor que el de los novios, porque los matrimonios con esta calidad siempre viven una eterna y auténtica luna de miel. 
         
Para toda pareja que cumpla la Ley y el Mandamiento, le será repugnante e indeseable el divorcio, porque jamás querrá romper el idilio delicioso que constituye el amor dentro de las connotaciones del Reino de los Cielos.
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martes, 1 de mayo de 2012

BIBLIOTECA DEL SEXO - FASCÍCULO No. 12 LA VIDA MATRIMONIAL

Dentro de los preceptos divinos encontramos que el hombre y la mujer se asocian en forma tal que “dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer” (Génesis, 2: 24), creando en esta forma la unión que nosotros denominamos hoy “Matrimonio”. Y continúa el Génesis diciendo: “Y los dos serán una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse ello”. (Génesis, 2: 24-25)  
         
Según algunos sexólogos, “la parte medular de este pasaje la encontramos en la frase “los dos serán una sola carne”. Esta frase se refiere exclusivamente a una unión física del esposo y la esposa estando ambos desnudos, esto implica una  experiencia sexual definida entre el hombre y la mujer: la cópula sexual. Este pasaje nos indica claramente que  el sexo es una profunda experiencia personal que no es detestable  ni degradante a los ojos de la divinidad,  puesto que Jehová mismo invita al hombre y a la mujer a ser una sola carne; además, pueden varón y hembra estar juntos ambos desnudos sin avergonzarse por ello, como claramente lo expresa el versículo 25: el sexo no es ni debe ser vergonzante, si se vive como Dios manda”.  
         
Lamentablemente en el pasado, y aún en la  actualidad, muchos grupos dentro de la corriente histórica de la cristiandad han evadido el concepto de que Dios aprueba la sexualidad para disfrute del marido y la mujer. Esta actitud no descansa ciertamente sobre los conceptos netamente cristianos sino, consideramos, sobre las  aprehensiones inconscientes de quienes defienden ese punto de vista haciendo con ello más evidentes sus pasiones y temores.  
         
A los que se creen cristianos y que piensan en la idea del sexo pecaminoso "per se" es indispensable recordarles el Cantar de los Cantares entregado por el sabio Salomón, hermosos capítulo de bella poesía sobre las relaciones amorosas entre marido y mujer. En estos preciosos cánticos se describe en vívido lenguaje poético los cuerpos físicos de los amantes cónyuges, sin caer en lo desagradable; los sentimientos, las actitudes, las imaginaciones, las caricias eróticas, los goces espirituales, los goces sexuales y la romántica felicidad de los amantes casados están bellamente descritos.  
         
La entrega mutua de las necesidades sexuales en el matrimonio no son un delito, ni se hallan en contra del concepto cristiano de una vida espiritual devota, ni está contra los mandamientos de Dios, como claramente lo asevera Pablo en 1 Corintios, 7: 2-5:  "Mas por evitar la fornicación tenga cada uno su mujer y cada una tenga su marido. El marido otorgue lo que es debido a la mujer, e igualmente la mujer al marido. La mujer no es dueña de su propio cuerpo: es el marido; e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo: es la mujer. No os defraudéis uno al otro, a no ser de común acuerdo por algún tiempo, para daros a la oración, y de nuevo volved a lo mismo a fin de que no os tiente Satanás de incontinencia".  
         
Este  pasaje  del   Nuevo  Testamento   nos  fija  claramente  verdades  básicas  sobre  la importancia de la relación sexual dentro de la vida matrimonial; es un pasaje que acaba toda creencia de que el sexo es algo mundano que atenta contra la espiritualidad. Este pasaje indica, que, dado el carácter vigoroso del impulso sexual, cada hombre y cada mujer deben tener su propio cónyuge para entregarse mutuamente a sus respectivas necesidades sexuales: tanto el hombre como la mujer tienen definidas e iguales necesidades sexuales que deben ser satisfechas en el matrimonio.  
         
La Biblia, un libro tan antiguo, nos enseña algo que solamente hasta ahora acaba de descubrir la ciencia del hombre "supercivilizado":  que la sexualidad no es prerrogativa del hombre y que la esposa pasiva y calladamente debe someterse a él (como se pensaba no hace mucho), sino que, por el contrario, la mujer tiene una marcada necesidad de tener relaciones sexuales en el matrimonio que la satisfagan en todas sus esferas psico-biológicas (sentimental, emocional y físicamente) al igual que el hombre.  
         
El hombre y la mujer deben ser complacientes el uno con el otro y no forzarse a tener prácticas sexuales como una obligación adquirida, sino en mutua complacencia. Debe ser una experiencia cooperativa donde se procede con mutuo  respeto y mutua delicadeza; de esta manera, las necesidades de ambos estarán siempre satisfechas. Pero el que hablemos de la sexualidad como un placer individual no significa que este proceso haya de convertirse en una expresión de la lujuria, como no ha de ser, por ejemplo, la necesidad de ingerir alimentos por simple gula.  
         
Antes al contrario, el dominio propio en cuanto al sexo es la única forma en que puede el ser humano usar la sexualidad para lograr un desarrollo más eficiente de su desarrollo espiritual, una transformación de la naturaleza social de la familia y el crecimiento de las relaciones espirituales entre nosotros y nuestro Ser Divinal Interior.  
         
Esto está señala claramente por san Pablo cuando expresa que la vida sexual del marido y de la mujer deben ir mezcladas con la vida de oración (1 Corintios, 7: 5); las parejas casadas no deben negarse, en lo posible a complacerse mutuamente en la intimidad sexual, a menos que lo decidan en común acuerdo para entregarse a la oración, y una vez concluido ese período deben seguir integrando sus necesidades sexuales, uniéndose en cópula sexual dentro del matrimonio.  
         
Esto nos señala claramente que la vida cristiana devota y el buen ajuste sexual en el matrimonio se complementan entre sí. Los esposos y las esposas cristianos, al unirse en cálida y estrecha relación sexual, debieran darle gracias al Señor por la inmensa satisfacción que se puede lograr con esta unión propiciada por Él, que  estimulará al matrimonio a una mejor comprensión mutua y a una más elevada vida espiritual.  
          
Con este análisis queremos plantear que el placer en la sexualidad no es un fin en sí mismo, como lo preconizan los materialistas. Si este placer fuese un fin en sí mismo las relaciones extramaritales fueran completamente aceptables, al igual que cualquier forma personal de lograr ese placer. Y este punto de vista debe ser rechazado, ya que las relaciones extramaritales constituyen una violación y destrucción de los afectos del cónyuge y de los preceptos espirituales, con las consecuencias lógicas de separaciones y divorcios. Realmente la unión sexual no es una relación carnal intrascendente, sino que, antes por el contrario, es una profunda y vital actividad de íntima naturaleza entre el hombre y la mujer: las relaciones sexuales son tan importantes y de tan profundo significado en la vida humana que exigen fidelidad, respeto, dominio propio y responsabilidad. 

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